30 agost, 2019 / Espero que este mes de agosto haya sido plácido para todos vosotros lector@s !!!
Desitjo que aquest mes d'agost hagi estat plàcid per a tots vosaltres, lector@s !!!
Al cerrar el Parlamento, Boris Johnson quiere el camino muy despejado para llegar sin sobresaltos al 31 de octubre. Consolidar el Brexit y ganar elecciones, en caso de que se convoquen, para reforzar una mayoría parlamentaria muy escasa
Cuando parecía que después de un agosto agitado por la crisis migratoria en el Mediterráneo Europa iba a encarar con tranquilidad el inicio de curso político sale Boris Johnson y alborota el gallinero. Por sorpresa, el primer ministro británico ha pedido a la reina Isabel II, y ésta lo ha concedido debido a su papel institucional, cerrar el Parlamento para impedir que los diputados voten contra un Brexit sin acuerdo. La oposición lo ha considerado un golpe a la democracia y la ministra principal de Escocia ha dicho que es un escándalo constitucional.
Johnson quiere el camino muy despejado para llegar sin sobresaltos al 31 de octubre. Consolidar el Brexit y ganar elecciones, en caso de que se convoquen, para reforzar una mayoría parlamentaria muy escasa, puesto que ha llegado al cargo de primer ministro sin haber ganado ninguna elección. Este mecanismo de cerrar el Parlamento para evitar, en este caso, el bloqueo a un Brexit duro, es un error histórico en uno de los países con mayor tradición democrática del mundo. Seguro que la decisión de dejar sin voz a los críticos la tomó después de escuchar los cantos de sirena de Donald Trump en la cumbre del G-7, en Biarritz, que le prometió un generoso acuerdo comercial con Londres después de la salida de la UE.
La reunión de Biarritz representó una tregua en los temas globales más espinosos. Trump mostró sin complejos que Europa continuaba sin ser su socio preferente pero olvidó sus arranques testosterónicos. Encaró la crisis climática, bajó la tensión con Irán y encontró un acuerdo, vía OCDE, a las tasas tecnológicas a las empresas americanas que trabajan en Europa. Pero, sin duda, la guinda del pastel fue su primer encuentro oficial en el G-7 con Boris Johnson, que seguro que le desveló sus planes inmediatos.
Esto sucedía a finales de agosto, cuando durante todo el mes veíamos en Instagram cómo los valores europeos naufragaban en las costas de Lampedusa con los migrantes del Open Arms a bordo, tras casi veinte días en alta mar.
Tuvo que ser este buque, un remolcador de altura, de 37 metros de eslora, procedente de la flota de Salvamento Marítimo, donado a la ONG catalana en 201, por la naviera bilbaína del Grupo Ibaizabal, quien pusiera a Europa ante su propio espejo. Nos mostraba que el proyecto europeo no tiene actualmente capacidad para responder de forma colectiva a los problemas actuales, y las migraciones lo son. Sólo seis países europeos, entre ellos España, llegaron a un acuerdo de reparto de los migrantes. El ministro del Interior italiano, negando un puerto seguro al desembarco, hizo una maniobra para tratar de hundir a su gobierno y convocar elecciones que le permitieran salir reforzado. La operación le salió mal, no se convocarán elecciones y él quedará como líder de la oposición.
Quien sí se ha empleado a fondo y de forma discreta durante el mes de agosto ha sido la futura presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, que ha dicho que defenderá un acuerdo sobre política migratoria y de asilo. Ya tiene a 25 de los 27 miembros que formarán la futura Comisión Europea, que iniciará su andadura el primero de noviembre. En su programa, que gusta a 'populares', liberales y a muchos socialdemócratas, entre otras cosas, prometió un pacto verde, trabajar para reducir las desigualdades globales y, sobre todo, formar un ejecutivo con paridad de género. Von der Leyen ha prometido más Europa, una Europa unida y más fuerte para reconducir la situación y poder hablar de tú a tú con Trump. Su valedora, la canciller alemana Angela Merkel, fracasó en el verano de 2015 por las migraciones. Entonces dijo en Berlín ante un número de enviados especiales, entre los que estaba 'El Siglo', que "la Europa envejecida necesita hoy de la emigración". Cuatro años después, Merkel deja una Alemania con un gran auge del populismo de derechas.
Ahora esperemos que en los próximos meses su programa se transforme en políticas concretas que hagan avanzar a Europa.